Consejos para obtener un flan sin agujeritos, con la textura sedosa y cremosa de una créme caramel francesa.
Reemplazar cada huevo por dos yemas
Las claras de huevo son capaces de retener más aire que las yemas, dando un aspecto firme a la preparación. Al hacer un merengue, esa condición resulta ideal, pero cuando se busca un flan liso y suave, es preferible utilizar mayor cantidad de yemas. Reemplazar la mitad de los huevos por yemas dará un flan más cremoso, utilizar sólo yemas hará que el resultado sea aún más suave pero con el riesgo de parecer una crème brûlée. Esta última opción solo es indicada para ramekins individuales, ya que en el caso de utilizar un molde grande, es necesario añadir claras o gelatina para que el flan mantenga su forma.
Reemplazar leche por nata de montar
Para hacer el flan aun más cremoso, es posible reemplazar la mitad de la leche por nata de montar (también conocida como crema para batir). El resultado será una textura más densa y suave.
No batir al mezclar los ingredientes
Mezclar enérgicamente hace que se introduzca aire a la preparación y mientras más aire haya, más poros tendrá el flan. Para lograr un flan de textura lisa, integrar los ingredientes de manera envolvente.
Utilizar un colador
Antes de verter la mezcla en los moldes, pasarla por un colador fino o tamizador. Este utensilio atrapará restos de huevo cocido y burbujas para dejar el flan liso y sin grumos.
Colocar papel de aluminio sobre los moldes
Antes de colocar los moldes en la fuente a baño María, taparlos con papel de aluminio o papel de horno, para evitar que se les forme una costra por arriba.
Evitar que el horno alcance una temperatura muy alta
Un horno demasiado alto hace que la preparación hierva y se formen burbujas de aire en el flan. A menudo los hornos calientan más o menos de lo que indican, por lo que es ideal contar con un termómetro de horno para constatar que la temperatura sea la adecuada.
