Nombre común: Manzanilla
Nombre científico: Matricaria chamomilla
Color: Blanco con centro amarillo
Floración: Finales de primavera a comienzos del verano
Perfil de sabor:
Dulce, floral, con notas frescas que recuerdan a la manzana verde. Un leve amargor al fondo, como quien recuerda algo antiguo con ternura.
Usos culinarios:
Preparaciones:
Ideal para infusiones suaves, leches tibias, siropes aromáticos, mezclas para horneados o como perfume delicado en postres fríos.
Combinaciones:
Se lleva bien con ingredientes reconfortantes y delicados: miel, limón, avena, pera, vainilla, flores blancas o frutas con carozo.
Consejo sensorial:
No la hiervas. Dejala reposar bajo tapa en agua caliente, como quien deja que alguien cuente su historia sin apurarlo. Así conserva su carácter sutil y fragante.
Simbolismo y cultura:
En Egipto, era flor solar y medicina divina. En los jardines medievales, una nodriza botánica: curaba lo que estaba cerca.
Se la considera una planta compasiva, por su capacidad de mejorar el suelo y sanar a otras.
En el lenguaje de las flores, representa descanso, paciencia y dulzura.
Experiencia sensorial:
Vista: Como pequeños soles flotando entre hojas finas.
Tacto: Frágil y quebradiza al secarse, pero conserva su perfume intacto.
Olfato: Meloso, herbal, como una promesa de noche tranquila.
Gusto: Floral y redondo, deja un regusto que abraza.
Dato curioso:
La manzanilla se planta junto a especies enfermas para ayudarlas a sanar. La botánica moderna lo confirma: es una planta que protege, como si tuviera memoria del cuidado.